Fotografía: Gorki Rodríguez / HISTORIASMX.

Con una altura que sobrepasa los mil 700 metros sobre el nivel del mar, el final  de la Sierra de San Francisco, es la guardarraya entre los municipios de Jiménez y Camargo. 

HISTORIASMX. La Sierra de San Francisco, en el centro del municipio de Jiménez, es una cadena montañosa que se eleva a más de 1.700 metros sobre el nivel del mar. Al final de la Sierra, se convierte en la frontera entre Jiménez y Camargo. 

Esta increíble sierra, junto con la del Diablo, Chupaderos, Barraza, Remedios, Olanes y Ojo del Almagre, son de los puntos geográficos más altos del municipio y que son clave para la biodiversidad del gran Desierto Chihuahuense en la región sur del estado de Chihuahua.  

Increíblemente, la Sierra mide unos 30 kilómetros y alcanza más de un kilómetro de ancho. Uno de los principales atractivos, son sus acantilados que se forman desde la parte más alta y descienden hasta la parte media de la Sierra los cuales crean ilusiones ópticas al caer la tarde. 

El borde de la parte final de la Sierra de San Francisco está en conjunto con los municipios de Camargo, para el lado izquierdo y para el lado derecho Jiménez. Esta parte de la Sierra es la más increíble y especial ya que es la frontera entre los municipios antes mencionados y que son parte de la región sur del estado de Chihuahua. 

Majestuosa se eleva desde la ardía tierra del Desierto Chihuahuense, hasta los cielos entre Jiménez y Camargo, creando un muro fronterizo natural entre ambos municipios. 

Laguna el Remolino: entre dos icónicas sierras. 

Entre la Sierra de San Francisco y Sierra el Diablo, ambas separadas por alrededor de 10 kilómetros, se forma un valle en donde se aloja una cuenca endorreica, conocida como laguna el Remolino. 

Las cuencas endorreicas tienen la característica principal de almacenar agua, que no tiene salida a ríos o al mar, por lo que el agua se almacena por largos periodos. La duración del vital líquido estará determinada por las características mecánicas del suelo, así como por el clima.  

El Remolino, es una laguna que tiene cientos de años existiendo, y que ha sido un afluente natural de agua, cuando capta, para la vida silvestre que habita en la zona y en ambas sierras. 

La única forma en la que capta agua la laguna es durante alguna fuerte precipitación pluvial. Para que pueda llenar su embalse, la precipitación tiene que cubrir una fuerte extensión territorial o estar entre las sierras el Diablo o San Francisco. 

El agua precipitada a menudo fluye por entre los cañones de ambas sierras, hasta llegar a la laguna del Remolino, en donde se va almacenando poco a poco. 

Durante el año del 2022, tras las fuertes precipitaciones pluviales registradas a mitad de año, la laguna alcanzó su capacidad máxima de llenado, permaneciendo con agua hasta principios del 2023.  

El último hábitat del Borrego Cimarrón y Berrendo.  

Durante el siglo pasado, XX, durante la década de los 80 ́s, entre las sierras el Diablo y San Francisco, habitaban pequeñas manadas de borregos Cimarrón y Berrendo, ejemplares que prosperaron dado a la gran cantidad de alimento que había. 

Estas manadas fueron extinguiéndose por la sobreexplotación del campo e invasión de su hábitat, principalmente por la actividad ganadera.  

Algunos testimonios de la presencia de estos ejemplares aún son narrados, haciendo énfasis de la majestuosidad de estos especímenes. Cuando comenzó el declive de esta especie, el último gran refugio de esta especie fue la Sierra de San Francisco. 

Flora de la Sierra de San Francisco.  

Esta sierra alberga mucha flora típica del desierto Chihuahuense, alguna en peligro de extinción. Tal es el caso del peyote.  

 Peyote (Lophophora williamsii): Este pequeño cactus es famoso tanto por sus propiedades psicoactivas como por su significado cultural para los pueblos indígenas de la región. El Peyote es reconocible por su forma globular y las flores rosadas que brotan de su corona. 

Ocotillo (Fouquieria splendens): Con sus largos tallos espinosos que pueden alcanzar hasta los 4 metros de altura, el Ocotillo es inconfundible en el paisaje del desierto. Durante la temporada de lluvias, sus tallos se cubren de hojas verdes y flores rojas brillantes, atractivas para los colibríes. 

Lechuguilla (Agave lechuguilla): Este agave es fundamental para el ecosistema del desierto Chihuahuense. Su presencia es indicativa de la salud del desierto, y su fibra, conocida como ixtle, ha sido utilizada por generaciones para fabricar productos como cuerdas y tejidos. 

Candelilla (Euphorbia antisyphilitica): Este pequeño arbusto es notable por su capacidad para producir una cera valiosa, tradicionalmente extraída para uso en cosméticos y productos industriales. La candelilla crece en matas densas y produce pequeñas flores rosadas. 

Sotol (Dasylirion wheeleri): El sotol es otro emblema del desierto, con un tronco corto del que emergen largas hojas dentadas. La planta es conocida por su uso en la producción de una bebida destilada similar al tequila, muy apreciada en la región. 

Estas especies no solo son testigos de la capacidad de adaptación de la vida en condiciones extremas, sino también componentes vitales de la cultura y la economía local en el Desierto Chihuahuense. A través del estudio y la conservación de estas plantas, podemos aprender mucho sobre la sostenibilidad y el manejo de recursos naturales en zonas áridas. 

Por: Gorki Rodríguez.  

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