Fotografía: Cortesía.

A seis años de su desaparición, la sombra de la incertidumbre continúa persiguiendo a los Estrada Cereceda, quienes viven con la esperanza de que, algún día, puedan volver a abrazar a su hijo y cerrar este capítulo oscuro que ha marcado sus vidas.

HISTORIASMX. – Hoy se cumplen seis largos años desde que Ismael «Mayel» Estrada Cereceda, un joven de tan solo 21 años, fue visto por última vez en las calles del municipio de Jiménez. Sus padres, Héctor Estrada y Matilde Cereceda, siguen luchando día a día por obtener alguna respuesta sobre el paradero de su hijo, quien fue interceptado por sujetos armados cuando salía de la casa de su novia. El tiempo ha pasado, pero su búsqueda incansable y su dolor no han cesado.

Ismael, a quien su familia cariñosamente llamaba «Mayel», desapareció aquella fatídica noche cuando un grupo de hombres armados, a bordo de un automóvil blanco sin placas, lo obligó a subir al vehículo. Desde ese momento, su rastro se perdió por completo. Ninguna llamada telefónica fue contestada y nunca más se supo de él. Los sueños y aspiraciones del joven fueron brutalmente interrumpidos.

“Su intención era seguir estudiando y trabajando, pero todo eso se desvaneció cuando se lo llevaron,” recuerda con tristeza Matilde Cereceda, su madre. Ismael había dejado de estudiar para trabajar en la construcción junto a su familia, con la esperanza de algún día retomar su educación. Sin embargo, ese sueño fue abruptamente truncado por aquellos que decidieron arrebatarle su libertad.

La vida de la familia Estrada Cereceda nunca volvió a ser la misma. «La ausencia de Mayel marca un antes y un después en nuestras vidas. Todos los días lo recordamos, todos los días lo extrañamos, y siempre tenemos la esperanza de que algún día regrese, lejos de todo mal,» confiesa su madre entre lágrimas.

Durante estos seis años, la familia no ha dejado de buscar a Ismael, pese a la falta de avances en la investigación. La carpeta de su caso permanece prácticamente estancada, sin ningún progreso que pueda ofrecerles respuestas o consuelo. Las autoridades han sido incapaces de darles una pista sólida sobre lo que realmente ocurrió aquella noche, sumiéndolos en una incertidumbre desgarradora.

«Solo queremos saber qué pasó, dónde está. Como padres, jamás nos cansaremos de buscar a nuestro hijo,» expresan Héctor y Matilde, en un pedido desesperado de ayuda. La comunidad de Jiménez sigue solidarizándose con la familia, pero el tiempo sigue avanzando y las respuestas parecen cada vez más distantes.

A seis años de su desaparición, la sombra de la incertidumbre continúa persiguiendo a los Estrada Cereceda, quienes viven con la esperanza de que, algún día, puedan volver a abrazar a su hijo y cerrar este capítulo oscuro que ha marcado sus vidas.

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