Paquimé no fue solo un asentamiento; fue un centro cultural, económico y religioso que influyó en una vasta región del noroeste de México y suroeste de los Estados Unidos. Con una población estimada de 3,500 habitantes en su auge, la ciudad se destacó por su avanzada arquitectura en adobe, sus puertas en forma de «T» y sus ingeniosas redes de drenaje y abastecimiento de agua.
HISTORIASMX. – Ubicada en el corazón del desierto de Chihuahua, la zona arqueológica de Paquimé es un testimonio vivo de la grandeza de las civilizaciones prehispánicas del norte de México.

Nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, esta ciudad de adobe ha intrigado a arqueólogos y viajeros por décadas. A medio kilómetro del poblado de Casas Grandes y a cinco kilómetros de Nuevo Casas Grandes, Paquimé se erige como el principal vestigio de la cultura Oasisamérica en la región.
La Cultura de Paquimé: Ingeniería y Misticismo
Paquimé no fue solo un asentamiento; fue un centro cultural, económico y religioso que influyó en una vasta región del noroeste de México y suroeste de los Estados Unidos. Con una población estimada de 3,500 habitantes en su auge, la ciudad se destacó por su avanzada arquitectura en adobe, sus puertas en forma de «T» y sus ingeniosas redes de drenaje y abastecimiento de agua.

Los habitantes de Paquimé fueron hábiles comerciantes, participando en el intercambio de bienes como plumas de guacamaya, conchas marinas, cerámica y cobre. Su cerámica, en particular, es reconocida por su belleza y sofisticación, con decoraciones que representan rostros, figuras humanas y animales.
El Auge y la Caída de una Gran Ciudad
Entre los años 1060 y 1340, Paquimé experimentó su mayor esplendor. Se construyeron viviendas de varios pisos con sistemas de calefacción, centros ceremoniales y un complejo sistema de acequias. La ciudad también contaba con un juego de pelota, similar a los encontrados en Mesoamérica, lo que refuerza la teoría de un intercambio cultural con el altiplano mexicano.

Sin embargo, hacia 1340, Paquimé comenzó a declinar. Aunque se desconocen las causas exactas, se cree que el hostigamiento de pueblos enemigos, el cambio climático y posibles conflictos internos condujeron al abandono gradual de la ciudad.
El Redescubrimiento y la Fascinación Moderna
Siglos después de su abandono, Paquimé despertó la curiosidad de exploradores y arqueólogos. Charles Di Peso, uno de los principales investigadores del sitio, identificó seis etapas de desarrollo en la cultura Paquimé, desde sus primeros asentamientos hasta su colapso. Su investigación reveló no solo la sofisticación de la arquitectura local, sino también el impacto de la ciudad en la región.

El explorador español Francisco de Ibarra, en sus expediciones del siglo XVI, describió la ciudad en ruinas con gran asombro, destacando la magnificencia de sus construcciones. Sus relatos hablan de casas de hasta siete pisos, patios embaldosados y canales de agua que recorren la ciudad, prueba de la ingeniería y planeación de sus antiguos habitantes.
Legado y Misterio
Hoy, Paquimé sigue siendo un enigma. A pesar de las investigaciones, su verdadera filiación lingüística y étnica sigue siendo un misterio. Lo que es indiscutible es su relevancia como un puente cultural entre el suroeste de Estados Unidos y Mesoamérica, dejando un legado imborrable en la historia de los pueblos del norte de México.
La zona arqueológica de Paquimé invita a reflexionar sobre el ingenio y la adaptabilidad de las civilizaciones del desierto. Sus estructuras de adobe, sus rituales y su comercio nos hablan de una sociedad compleja y visionaria, cuya historia aún está en proceso de ser contada.