Fotografía: INAH.

Estas estructuras no solo evidencian la destreza de los arquitectos prehispánicos, sino también una sociedad que integró con habilidad su entorno natural árido en la planificación urbana.

Ubicación: Casas Grandes, Chihuahua, México – A unos 260 kilómetros al noroeste de la ciudad de Chihuahua se encuentra uno de los sitios arqueológicos más fascinantes y enigmáticos de México: Paquimé.

Este complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, fue el centro de la cultura Paquimé, una civilización que floreció entre los años 1060 y 1340 d.C. y que dejó un legado de misterio e innovación arquitectónica en el árido norte del país.

Orígenes y Desarrollo

Los primeros habitantes de Paquimé, identificados como grupos protoagrícolas, se asentaron en los fértiles valles de Casas Grandes, donde la práctica de la agricultura y la construcción de viviendas semi subterráneas marcaron el comienzo de su desarrollo cultural.

Con el tiempo, este asentamiento prehispánico comenzó a influir en una amplia región que abarcaba partes de lo que hoy son los estados de Sonora, Arizona, Utah, Colorado, y más allá.

Arquitectura y Vida Urbana

Lo que distingue a Paquimé de otras zonas arqueológicas son sus avanzadas estructuras de adobe, con características únicas como puertas en forma de «T». Estas estructuras no solo evidencian la destreza de los arquitectos prehispánicos, sino también una sociedad que integró con habilidad su entorno natural árido en la planificación urbana.

La ciudad contaba con servicios como drenaje y calefacción, y sus habitantes construyeron acueductos y sistemas de agua, subrayando un entendimiento profundo de la ingeniería hidráulica.

Culto y Comercio

La religión y el comercio eran pilares de la cultura Paquimé. La serpiente, posiblemente en honor a Quetzalcóatl, jugaba un papel central en su cosmovisión, representada en numerosas vasijas de cerámica encontradas en el sitio.

Además, Paquimé se convirtió en un importante centro de comercio, especializado en la producción de plumas de guacamayas, conchas, cerámica y metales, que intercambiaba con culturas tanto locales como de regiones distantes.

Declive y Legado

Hacia el año 1340, la ciudad comenzó a declinar, posiblemente debido a cambios climáticos, escasez de recursos o presiones de grupos nómadas. Eventualmente, fue abandonada, dejando tras de sí un paisaje lleno de enigmas y vestigios de una civilización que supo adaptarse y prosperar en condiciones desafiantes.

Continuidad Cultural

Aunque Paquimé fue abandonada, su influencia persistió en la región. En los años 1970, el renacimiento de la cerámica de Mata Ortiz, inspirada en las ollas de Paquimé, demostró cómo las técnicas y estilos artísticos antiguos pueden ser revitalizados para continuar un legado cultural. Hoy, las piezas de Mata Ortiz son reconocidas mundialmente, conectando el pasado prehispánico de la región con el presente a través del arte.

Visitar Paquimé

Para quienes visitan Chihuahua, una excursión a Paquimé ofrece una ventana al pasado precolombino de México, donde las ruinas hablan de una sociedad compleja que, a pesar de las adversidades, dejó un legado impresionante en el desierto del norte de México. La zona, accesible desde Nuevo Casas Grandes, no solo ofrece un testimonio de la ingeniosidad humana sino también un recordatorio de la transitoriedad y la resiliencia de las culturas antiguas.

Este reportaje destaca la importancia de Paquimé no solo como un sitio arqueológico, sino como un símbolo del ingenio y la adaptabilidad humana, cuya historia sigue inspirando a generaciones actuales y futuras.

Por: Gorki Rodríguez.

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