La entrega de criminales a Estados Unidos, una estrategia que persiste ante la amenaza que representan en el sistema penitenciario nacional.
HISTORIASMX. –
En los últimos años, México ha mantenido una estrategia de extraditar a los narcotraficantes a Estados Unidos, en lugar de mantenerlos en cárceles nacionales, debido a los riesgos que implican para la seguridad pública. Este fenómeno no es nuevo, pero recientemente, bajo la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, ha adquirido una relevancia renovada con la entrega de 29 criminales de alto perfil a las autoridades estadounidenses, lo que ha generado una serie de cuestionamientos sobre los efectos de esta política y su impacto en la lucha contra el crimen organizado.
Extradición masiva y su trasfondo.
No es la primera vez que el Gobierno de México opta por enviar a los narcotraficantes hacia el norte del continente. Un caso emblemático ocurrió en enero de 2007, cuando Héctor «El Güero» Palma y Osiel Cárdenas Guillén, junto con otros 13 criminales, fueron extraditados a Estados Unidos. En ese momento, surgió la especulación de que Cárdenas Guillén seguía dirigiendo el Cártel del Golfo y Los Zetas desde su celda. La decisión de enviarlo a EE. UU. debilitó su organización criminal y permitió que otros grupos, como el Cártel de Sinaloa, ganaran terreno.
¿Por qué la extradición es preferida por el Gobierno Mexicano?
El periodista José Reveles explicó en una entrevista que la razón por la cual México prefiere extraditar a los narcotraficantes es que, «son una bomba de tiempo». Reveles detalló que los narcotraficantes, incluso estando en prisión, pueden seguir operando sus organizaciones criminales. Como ejemplo, destacó que en octubre de 2024, los hermanos Miguel Ángel y Omar Treviño Morales (Z-40 y Z-42), líderes de Los Zetas, siguieron comandando el Cártel del Noreste a través de sus familiares, a pesar de estar encarcelados.
El caso de Rafael Caro Quintero y otros líderes.
A lo largo de las décadas, otros narcotraficantes extraditados, como Rafael Caro Quintero, Vicente Carrillo Fuentes, José de Jesús «El Chango» Méndez Vargas, y Antonio Oseguera Cervantes, han estado vinculados a algunas de las organizaciones más poderosas y violentas de México, como el Cártel de Guadalajara, el CJNG, Los Zetas, y el Cártel de Juárez. Sus nombres continúan resonando en la historia del narcotráfico mexicano, con muchos de ellos siendo señalados por seguir operando desde prisión.
¿Extraditar o permitir el control desde las cárceles?
A pesar de las críticas y cuestionamientos sobre la extradición, esta práctica parece ser un mal necesario para las autoridades mexicanas, que prefieren evitar la posibilidad de que estos criminales sigan controlando sus imperios desde las cárceles. La pregunta que sigue siendo debatida es si esta estrategia realmente debilita a los carteles o si solo les permite reorganizarse bajo otras estructuras.
Un testimonio clave sobre la estrategia de las cárceles.
José Reveles recordó una declaración del exprocurador José Luis Santiago Vasconcelos, quien afirmó que narcotraficantes como Osiel Cárdenas y Benjamín Arellano Félix, incluso desde prisión, orquestaron ataques contra Joaquín «El Chapo» Guzmán. Esta situación llevó al gobierno de Felipe Calderón a separar a estos líderes en distintas prisiones, lo que, según Reveles, ayudó indirectamente al Cártel de Sinaloa en su guerra contra otras organizaciones criminales.
Conclusión.
La extradición de narcotraficantes a Estados Unidos sigue siendo una medida preferida por el gobierno mexicano, dado el poder que estos criminales pueden ejercer incluso desde las cárceles. La decisión de entregar a figuras como Caro Quintero y Los Zetas refleja la estrategia del gobierno para desarticular las redes criminales sin permitir que continúen operando a través de las prisiones mexicanas. Sin embargo, este enfoque también plantea preguntas sobre la efectividad a largo plazo de las políticas de extradición y su impacto en la lucha contra el narcotráfico.