Fotografía: HISTORIASMX / Gorki Rodríguez.

La Presa de La Boquilla no solo es un monumento a la ingeniería y al esfuerzo humano, sino también un símbolo del desarrollo y progreso de Chihuahua. Desde su inauguración, ha jugado un papel crucial en el desarrollo agrícola e industrial de la región, y sigue siendo una pieza fundamental en la infraestructura del estado.

HISTORIASMX. – La construcción de la Presa de La Boquilla, uno de los proyectos más ambiciosos y significativos en la historia del estado de Chihuahua, marcó un antes y un después en el desarrollo agrícola e industrial de la región. Este esfuerzo monumental, que comenzó en 1909 bajo la administración del entonces presidente Porfirio Díaz, fue un paso decisivo para resolver los problemas energéticos que enfrentaban las empresas mineras locales.

Inicios y Desafíos de la Construcción.

La obra fue inicialmente asignada a una compañía canadiense a través de la Secretaría de Agricultura y Fomento. La visión de Díaz incluía no solo la construcción de la presa, sino también una planta generadora de energía eléctrica para aprovechar las aguas retenidas. La construcción, sin embargo, enfrentó múltiples interrupciones debido a la Revolución Mexicana de 1910, que causó un desabasto de materiales, maquinaria y equipo traídos de Estados Unidos y Canadá.

Finalmente, en 1915, la presa fue concluida y entregada a la Secretaría de Agricultura y Fomento. Este evento fue un parteaguas para la producción agrícola en el centro sur del estado y propició la fundación de Ciudad Delicias con su Sistema de Riego 05.

Impacto en la Población y la Economía.

La construcción de la presa atrajo a trabajadores y sus familias a la zona, transformando a las comunidades locales y propiciando el crecimiento de la población en San Francisco de Conchos. La zona pasó de estar habitada por unas pocas familias en San José y San Miguel de las Babisas a convertirse en la sección municipal más grande del municipio, con aproximadamente 6,000 habitantes. Las principales actividades económicas en la región incluyen la agricultura, la pesca y el turismo.

Para llevar a cabo la construcción de la presa, se reclutaron cientos de trabajadores de toda la región y fuera de ella, dirigidos por ingenieros y técnicos canadienses. Entre ellos se destacó Mathews Colombon, ingeniero en jefe, quien se integró tanto en la vida laboral como social de los jornaleros, aprendiendo incluso el español y compartiendo noches de convivencia y música junto a ellos.

La Cortina del Tigre y los Torreones del Caracol.

La cortina del Tigre, construida para controlar el flujo de agua y asegurar el éxito del proyecto, es una impresionante estructura de piedra y argamasa con una longitud de 750 metros y una altura que varía de uno a nueve metros.

En el centro de la cortina se levantan tres torreones redondos, conocidos como los «torreones del caracol», que incluyen una escalera en espiral. Esta infraestructura permitió crear el vertedor de demasías a 1,297 metros sobre el nivel del mar, lo cual era crucial para el manejo del agua en la región.

Entrega y Operación de la Central Hidroeléctrica.

Al finalizar la construcción, la Presa de La Boquilla se convirtió en la primera planta generadora de energía eléctrica en el norte del país. La central hidroeléctrica, ubicada a 30 kilómetros al suroeste de Camargo, cuenta con cuatro turbinas hidráulicas de 8,250 caballos de fuerza cada una, que accionan generadores capaces de producir 7,800 KVA y 6,250 KH para 4,000 voltios cada uno.

Esta planta no solo proporciona energía, sino también agua al pueblo de La Boquilla, y fue operada bajo una concesión de 99 años otorgada a la compañía canadiense.

Por: Gorki Rodríguez.

Por historias