Madrugar por una cita: la lucha diaria de los derechohabientes
HISTORIASMX. – En Jiménez, Chihuahua, el acceso a la salud pública es una odisea diaria. Desde las cuatro de la mañana, ancianos con bastón, jóvenes con dolencias y madres con niños enfermos se forman frente al IMSS con la esperanza de conseguir una ficha para ser atendidos. No importa si llueve o si las temperaturas del desierto chihuahuense son extremas; la necesidad los obliga a llegar temprano, pues las citas son limitadas y los turnos se agotan rápido.
Medicamentos escasos y estudios fuera del municipio
Para aquellos que logran ser atendidos, el siguiente reto es obtener medicamentos. Con frecuencia, los pacientes salen de consulta con una receta en la mano, pero sin la certeza de que en la farmacia del IMSS haya existencia de lo recetado. «No hay, vuelva en unos días», es la respuesta habitual. El «desabasto» es una constante, obligando a los derechohabientes a comprar medicinas con su propio dinero o esperar semanas hasta que lleguen los insumos.
Si el problema requiere estudios de laboratorio o diagnósticos especializados, la situación es aún más desesperante. Muchos de estos procedimientos no se realizan en Jiménez, sino en Parral, a más de 80 kilómetros de distancia. Para una persona enferma, con recursos limitados, viajar para recibir atención médica es un gasto que muchos no pueden costear.
Mientras la salud pública agoniza, los contratos millonarios fluyen
El contraste entre la realidad de Jiménez y la forma en que se manejan los recursos de la salud a nivel nacional es indignante. Mientras los enfermos hacen fila de madrugada y los hospitales carecen de lo básico, el Gobierno federal y los estados entregan contratos multimillonarios a empresarios favorecidos por la 4T. Casos como el de Fernando Padilla Farfán y sus empresas que rentan caravanas de salud por 10 millones de pesos al mes muestran cómo se priorizan los negocios sobre las verdaderas necesidades de la población.
En el IMSS de Jiménez no hay lujos ni sobreprecio en los servicios. Solo hay filas interminables, carencias y un pueblo que resiste, esperando que algún día la salud deje de ser un privilegio y se convierta en el derecho que tanto se promete en los discursos oficiales.
Por: Gorki Rodríguez.