Fotografía: Gorki Rodríguez.

Más de mil piezas de piedra, elaboradas por diferentes tribus, desde las consideradas apaches; tobosos; irritilas y comanches. Son parte de la colección de Aron, que por más de 40 años ha recolectado estos ejemplares, entre los límites territoriales de Camargo y Jiménez.  

HISTORIASMX. – En el municipio de Camargo, cerca de los límites territoriales con el municipio de Jiménez; tras grabar un documental para el canal de YouTube, Aventuras con Gorki Rodríguez. Camino de regreso, llegamos al Rancho el Dorado en busca de un compresor, para echar aire a una de las llantas de la camioneta. 

Bajo el sol ardiente, el paisaje árido y un ligero viento seco y polvoriento, Aron grande salió a recibirnos, avanzando unos cuantos pasos, desde su casa rústica de adobe y hasta la cerca del rancho. -Que les paso, como han estado- pregunto Arón, -Muy bien Aron y tú qué tal. Sabes que traemos una llanta vacía, para ver si nos prestas un compresor- respondió Carlos, amigo con quién emprendí el viaje. 

Tras una breve plática, Aron nos dio el pase. Abrimos una puerta de alambre, adornada con placas de diferentes estados de México y de los Estados Unidos. 

El calor era abrumador, más de 40 grados centígrados, tostaban la piel. Mientras Carlos y Aron cargaban de aire a una de las llantas de la troca, me llamó la atención un par de morteros móviles que adornaban una poza de un árbol. 

Los morteros, eran muy diferentes a los que había documentado en Jiménez. Estaban elaborados en piedra volcánica, por lo que estos morteros eran muy ligeros y fácil de transportar. 

Estos utensilios de piedra fueron elaborados por las tribus nómadas, cazadoras y recolectoras que habitaban y recorrieron los territorios del norte de México. En lo que respecta a este utensilio en particular, se elaboraban en dos tipos: móviles y fijos, cuya función específica era para moler granos, raíces, plantas y hasta minerales. 

El lugar donde se encontraron, entre los límites de Camargo y Jiménez, la composición de las piedras es volcánico, el terreno es negro, característico de las actividades volcánicas.   por los que los morteros, fueron labrados en piedra de la conocida como  pomex.  

Dado que, en el territorio de Camargo, habitó la tribu de los Comanches, es muy probable que estos morteros pertenecieran a esta tribu. A unos cuantos kilómetros del lugar de donde fueron encontrados, pero en el municipio de Jiménez, se encuentran los morteros de la Sierra de San Francisco, los cuales fueron elaborados por la tribu de los Tobosos. 

Al poco rato, salió Arón chico del interior de su casa, con una toalla tras la cabeza y el pelo medio despeinado, pero húmedo, preguntando como no había ido en nuestro viaje. 

Arón chico, comentó que esos morteros se los había encontrado su papá, así como otras piedras interesantes que tenía como adorno para las pozas de unos árboles al frente de la casa. Platicando sobre su procedencia y uso por parte de las tribus, Aron dijo -Déjame te enseño mi colección de flechas, tengo otras, pero no las tengo aquí-.  

Del interior de su casa, sacó una mediana caja de madera de unos 20 por 30 centímetros. Al interior se hallaban almacenadas cientos de flechas de diferentes formas, tamaños, materiales utilizados para su elaboración y desde luego de diferentes culturas. 

Sobre una mesa de madera que se encontraba en el porche sacó los mejores ejemplares y los acomodó, mientras que la pedacería la dejó al interior de la caja. Todas las muestras eran increíbles y más por su valor histórico, pero una de las muestras era realmente espectacular, ya que se trataba de un hacha de considerable tamaño. 

Este hacha, de origen Comanche, pudo haber sido utilizada para destazar animales o bien cortar arbustos o árboles, algunos de los cuales eran utilizados como alimento. 

Entre las puntas de flecha mejor conservadas, se podían apreciar ejemplares de tribus como los Tobosos: Comanches e Irritilas. Uno de los ejemplares, fue elaborado a partir de una pieza de cuarzo. 

Este ejemplar de cuarzo pudo haber sido algún amuleto, más que un ejemplar para cazar, derivado de su rareza, contrastar con la elaboración de otros pedernales. 

En la actualidad, coleccionadas como alguna rareza o curiosidad, estos ejemplares, fueron una herramienta esencial para todas y cada una de las tribus que habitaron el norte de México, en especial los desiertos como el Chihuahuense y el Bolsón de Mapimí, ya que sirvieron para la cacería de animales y desde luego para defensa personal. 

Para las tribus, era más fácil el hacer pedernales o puntas de flecha nuevas que buscar los utilizados. Esta colección privada, evidencia la gran actividad humana que hubo en el pasado y da fe que antes de que llegaran los conquistadores a las grandes llanuras septentrionales, ya existía actividad humana. 

Por: Gorki Rodríguez.

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