Según los primeros reportes, el cuerpo fue encontrado junto a un cerco, en una zona de difícil acceso. Al llegar al sitio, elementos de investigación corroboraron que el hombre ya no presentaba signos vitales y que su cuerpo mostraba signos evidentes de violencia en el rostro
Bocoyna, Chih.— La Fiscalía de Distrito Zona Occidente confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre adulto mayor en una brecha del kilómetro 67 de la carretera Bocoyna – Cerro Azul, en la Sierra Tarahumara. La víctima fue identificada por familiares como Enrique V. V., de 73 años de edad, quien se encontraba desaparecido desde inicios de julio.
Localización e identificación en el lugar de los hechos
Según los primeros reportes, el cuerpo fue encontrado junto a un cerco, en una zona de difícil acceso. Al llegar al sitio, elementos de investigación corroboraron que el hombre ya no presentaba signos vitales y que su cuerpo mostraba signos evidentes de violencia en el rostro, por lo que se presume que fue víctima de una agresión.
Familiares del occiso acudieron al lugar y confirmaron su identidad de manera preliminar.
Procedimiento pericial e investigación en curso
Las autoridades acordonaron el área para permitir las labores de los peritos forenses y evitar la contaminación de la escena. Posteriormente, el cuerpo fue trasladado a las instalaciones del Servicio Médico Forense (SEMEFO), donde se le realizará la necropsia de ley, con el objetivo de determinar la causa exacta del fallecimiento y contribuir a la investigación criminal.
La Fiscalía abrió una carpeta de investigación para esclarecer los hechos, establecer el móvil del crimen y dar con los responsables. Por el momento, no se han informado detenciones ni se han revelado hipótesis oficiales sobre el posible motivo del ataque.
Contexto regional
El hallazgo de Enrique V. V. ocurre en una región caracterizada por su geografía accidentada, dispersión poblacional y limitada cobertura de seguridad, lo que representa un reto constante para la procuración de justicia. La zona de Bocoyna ha sido escenario de otros hechos violentos en años recientes, lo que incrementa la preocupación entre los habitantes de las comunidades rarámuri y mestizas de la región
