Por las características de los restos se sospecha que su muerte está asociada a la decapitación y desmembramientos.
Historias. – En el estado de Tabasco, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) descubrieron en la zona arqueológica de Moral-Reforma, alrededor de 20 restos humanos que fueron ofrendados a un templo maya.
Según las declaraciones que se dieron por parte de la institución, los hallazgos estaban en dos contextos funerarios de distinta temporalidad frente a la escalinata de la fachada sur de la denominada Estructura 18, ubicada en la plaza oriente de la antigua ciudad. Ambos coinciden con distintas etapas constructivas del edificio.
En los enterramientos más antiguos, correspondientes al Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.), fueron halladas 567 piezas dispuestas a modo de ofrenda, como cuentas de concha y jade, anillos de concha, puntas de proyectil, vasijas, caracoles perforados y agujas de hueso, así como osamentas de al menos 12 individuos.
En la inhumación más arcaica, correspondientes al Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.), fueron halladas 567 piezas dispuestas a modo de ofrenda, como cuentas de concha y jade, anillos de concha, puntas de proyectil, vasijas, caracoles perforados y agujas de hueso, así como osamentas de al menos 12 individuos.
Del segundo conjunto mortuorio, datado en el Clásico Tardío (600-900 d.C.), fueron recuperados 13 entierros consistentes en cráneos humanos masculinos, fragmentos de mandíbulas y también huesos de las extremidades inferiores y superiores.
A partir de ahí fueron hallados ocho individuos con signos de decapitación y desmembramiento, lo que sugiere que la Estructura 18 estaba asociada a la muerte o a alguna deidad del inframundo.
Francisco Apolinar Cuevas Reyes, quién lleva el proyecto de investigación, los cráneos recuperados en ambos conjuntos mortuorios son en su mayoría de adultos jóvenes masculinos y muestran deformación craneal intencional, un rasgo que elevaba el estatus de los individuos en la sociedad maya precolombina.
Asimismo, dos individuos del Clásico Tardío presentan modificaciones dentales e incrustaciones de jade en las piezas frontales.
Por: Luisa Fernanda Aragón.
Fotografía: INAH