Fotografía: FGE.

Antropólogos trabajan incansablemente para dar respuestas a las familias y devolverles a sus seres queridos.

HISTORIASMX. – En el municipio de Ascensión, un equipo multidisciplinario de la Dirección de Servicios Periciales y Ciencias Forenses trabaja sin descanso en un predio desolado, marcado por el hallazgo de fosas clandestinas. Su misión: recuperar cuerpos y osamentas para reconstruir historias, devolver identidades y ofrecer un poco de paz a las familias que buscan a sus seres queridos.

El proceso detrás de cada hallazgo.

La tarea comienza con una minuciosa observación del terreno. Según los expertos, alteraciones en la tierra, hundimientos, montículos y cambios en la vegetación pueden ser señales de entierros clandestinos. En estos casos, los antropólogos utilizan herramientas como la barra de prospección, una varilla metálica que detecta si el suelo ha sido removido.

«Habíamos caminado apenas cinco minutos cuando vimos un espacio con grava blanca diferente al resto. Al usar la barra, supimos que la tierra había sido removida, y encontramos una fosa más», relató un forense.

En pocos días, los especialistas localizaron 12 individuos en distintas fosas, lo que sugiere que el sitio ha sido utilizado durante un periodo prolongado.

El desafío del ADN en el desierto.

El proceso de identificación es complejo. Los cuerpos encontrados en un ambiente desértico enfrentan dificultades para preservar el ADN, ya que la arena y los químicos naturales deterioran los huesos. Según los antropólogos, mientras un cuerpo en un ataúd conserva mejor su estructura, los restos encontrados en fosas clandestinas requieren tratamientos como la rehidratación para recuperar tatuajes o marcas distintivas.

Cada cuerpo pasa por un exhaustivo análisis, desde la limpieza de los huesos hasta la obtención de un perfil biológico, que incluye el sexo, la edad aproximada, la estatura y características individualizantes como fracturas o enfermedades.

Un trabajo de paciencia y esperanza.

Este equipo no solo enfrenta la crudeza de la muerte, sino también el peso emocional de devolver identidades. «Vemos cosas feas, pero este trabajo es muy bonito porque implica regresarle a alguien su identidad y que las familias sepan dónde visitar a sus seres queridos», expresó uno de los antropólogos.

Un esfuerzo multidisciplinario.

El éxito de estas labores radica en la colaboración entre áreas como medicina forense, antropología, odontología, genética y criminalística de campo. Cada pieza del rompecabezas ayuda a crear una historia que pueda ser compartida con las familias de los desaparecidos.

El objetivo final: la verdad.

Los trabajos en Ascensión continuarán hasta que todas las fosas sean procesadas. El compromiso de estos especialistas es claro: dar voz a los que ya no la tienen y respuestas a quienes han esperado demasiado tiempo.

«Cada hueso que limpiamos, cada perfil que construimos, es un paso más hacia la justicia y la paz para las familias», concluyó uno de los miembros del equipo.

Por historias

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