Fotografía: Archivo.

El domingo 30 de marzo de 1979, Atilano despegó desde el aeropuerto de Chihuahua a bordo de su avioneta Piper Cherokee 1967, matrícula XB-QOB, con la misión de cumplir un servicio de fumigación agrícola en los campos de la región. Era un día más en la vida de un piloto comercial.

HISTORIASMX. – El 30 de marzo de 1979, un fatídico suceso marcaría la historia de la aviación mexicana y dejaría una huella indeleble en la Operación Cóndor, una de las campañas más controvertidas en la lucha contra el narcotráfico en las sierras de Chihuahua y Sinaloa. La vida de Manuel Atilano Escandón, un piloto comercial que alquilaba sus servicios para fumigaciones agrícolas, dio un giro inesperado, convirtiéndose en protagonista de uno de los eventos más oscuros y trágicos de esa época.

Un Vuelo de Rutina que Cambiaría Todo.

El domingo 30 de marzo de 1979, Atilano despegó desde el aeropuerto de Chihuahua a bordo de su avioneta Piper Cherokee 1967, matrícula XB-QOB, con la misión de cumplir un servicio de fumigación agrícola en los campos de la región. Era un día más en la vida de un piloto comercial. Sin embargo, a los pocos minutos del despegue, una falla mecánica lo obligó a realizar un aterrizaje de emergencia en la pista de Santiago de los Caballeros, ubicada en los límites de Chihuahua y Sinaloa. Atilano salió ileso, pero dejó la avioneta en el lugar, regresando a Chihuahua para buscar ayuda mecánica.

Dos días después, acompañado de su amigo Víctor Fong y el piloto Rito Quezada, Atilano regresó a Santiago de los Caballeros en una avioneta Cessna 182, matrícula XB-BOJ, para recuperar su Piper Cherokee. En ese entonces, la región estaba en plena efervescencia por la Operación Cóndor, una iniciativa del gobierno mexicano para erradicar plantíos de amapola y marihuana. Pero al llegar al lugar donde había dejado la avioneta, esta ya no estaba. Sin respuestas, los tres hombres decidieron volar rumbo a Guachochi, Chihuahua, para recargar combustible. Pero lo que parecía un simple trámite pronto se convertiría en una pesadilla.

La Pesadilla en Guachochi.

Mientras Atilano y su equipo cargaban combustible, fueron interceptados por militares que los detuvieron, bajo la sospecha de estar involucrados en actividades relacionadas con el narcotráfico. Atilano fue arrestado en un restaurante mientras sus compañeros eran aprehendidos en la pista. Acusado injustamente de colaborar con los cárteles que cultivaban amapola en la región, Atilano enfrentó un calvario en los días siguientes.

Los militares lo torturaron brutalmente para que confesara un crimen que siempre negó. Entre los actos de tortura, utilizaron pinzas mecánicas para infligirle dolor en sus genitales. Sin embargo, al no encontrar pruebas que lo inculparan, los militares obligaron a Atilano a firmar un documento en el que se ofrecía como piloto voluntario para guiarlos en un vuelo de reconocimiento por la sierra, ya que conocía bien la zona. Atilano, con el cuerpo y el alma destrozados, aceptó con resignación.

El Vuelo Final.

El 14 de abril de 1979, Manuel Atilano Escandón abordó un avión militar junto con seis soldados, listos para realizar el vuelo de reconocimiento. Sin embargo, Atilano tenía otros planes. Durante el vuelo, dejó el radio de comunicación abierto, permitiendo que en la torre de control se escuchara su conversación con los militares. Con voz firme y desafiante, Atilano les preguntó por qué lo habían torturado de esa manera, advirtiéndoles que, estando en el aire, él tenía el control. Amenazó con estrellar el avión contra un edificio, y aunque los militares a bordo le suplicaban que no lo hiciera, sus palabras estaban llenas de desesperación. «Yo también tengo familia, pero ustedes ya me jodieron lo suficiente», dijo con frialdad.

La situación en la torre de control se tornó crítica. Las autoridades enviaron dos helicópteros para persuadir a Atilano de no estrellarse, pero al ver que maniobraba el avión directamente hacia las oficinas militares, optaron por retirarse. En un acto de última consciencia, Atilano desvió el avión al notar que cerca del edificio había una escuela primaria. Con un último suspiro, dirigió la nave hacia una loma cercana, donde se estrelló, llevándose la vida de los seis militares que lo acompañaban y la suya propia.

La Tragedia que Resonó en la Operación Cóndor.

El impacto del suceso no solo sacudió a los militares y a las autoridades que estaban presentes aquel día, sino que también resonó en todo México. La Operación Cóndor, que buscaba eliminar el narcotráfico en las sierras, encontró en la muerte de Manuel Atilano Escandón un trágico reflejo de la violencia y la corrupción que se vivía en aquellos tiempos. Lo más doloroso fue descubrir que, el mismo día del accidente, la esposa de Atilano había conseguido una orden de amparo para su liberación. Sin embargo, nunca llegó a enterarse.

El Legado de Atilano.

La historia de Manuel Atilano Escandón fue inmortalizada en la música popular. «El avión de la muerte», un corrido interpretado por Los Tigres del Norte y compuesto por Teodoro Bello, narra la trágica historia de aquel piloto que, cansado de la injusticia y la tortura, decidió tomar el control de su destino en el aire.

Hoy, la memoria de Atilano sigue viva en los recuerdos de aquellos que fueron testigos de su trágico final, un hombre que, pese a ser torturado y señalado injustamente, optó por no dejar que su vida y su dignidad se esfumaran sin dejar huella. El avión de la muerte, con su caída en aquella loma, se convirtió en símbolo de resistencia ante la brutalidad de un sistema que muchas veces castiga a los inocentes y deja impunes a los verdaderos culpables.

Referencias Históricas.

  • La Operación Cóndor fue una de las primeras grandes campañas antidrogas del gobierno mexicano, enfocada principalmente en la erradicación de plantíos de drogas en la sierra de Chihuahua y Sinaloa.
  • El impacto mediático de la muerte de Atilano escaló rápidamente, siendo el corrido uno de los vehículos más poderosos para narrar los eventos que marcaron su vida y muerte.

Este evento trágico, tan cargado de emociones y de injusticia, sigue siendo una lección sobre los peligros de la impunidad y la violencia sistemática en la lucha contra el narcotráfico.

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