Fotografía: INAH.

El 23 de septiembre de 1965 marcó el inicio de una era de insurgencia en México, con el fallido asalto al cuartel de Madera, Chihuahua. Un grupo de campesinos, maestros y estudiantes se levantó en armas contra la opresión agraria y la injusticia, dando inicio a la lucha guerrillera contemporánea. Hoy, 23 de septiembre de 2024, conmemoramos este acontecimiento que dejó una huella indeleble en la historia de la resistencia social en el país.

HISTORIASMX. – En las primeras horas del 23 de septiembre de 1965, la historia de México dio un giro crucial. Un grupo de campesinos, estudiantes, maestros y líderes agrarios, armados con más voluntad que recursos, llevó a cabo uno de los primeros levantamientos armados de la guerrilla contemporánea: el asalto al cuartel militar en Madera, Chihuahua. Este acto, protagonizado por el Grupo Popular Guerrillero (GPG), pretendía ser el inicio de una revolución socialista para reivindicar las demandas del campesinado mexicano, olvidadas desde la Revolución de 1910.

El asalto al cuartel.
El plan, liderado por figuras como Arturo Gámiz García, Pablo Gómez Ramírez y Salomón Gaytán, buscaba tomar por sorpresa a los 125 soldados del cuartel, con la esperanza de desatar un levantamiento mayor. Sin embargo, la falta de organización y condiciones adversas jugaron en contra del grupo guerrillero. De los tres grupos que debían participar, solo uno llegó a atacar. El resto se vio impedido por los caminos intransitables y las crecidas de los ríos, provocadas por una intensa tormenta.

El grupo de 13 guerrilleros, al mando de Gámiz y Gómez, se lanzó a la batalla en plena madrugada, confiados en la idea de que solo dos pelotones resguardaban el cuartel. Gritaban a los soldados que se rindieran mientras abrían fuego, pero su sorpresa fue mayúscula cuando los militares respondieron con una contundencia que rápidamente reveló su mayor número. En medio de la confusión, uno de los puntos clave fue la intervención involuntaria de un tren cuyo maquinista encendió la luz delantera, iluminando a los guerrilleros y facilitando que los soldados les dispararan.

La situación se tornó dramática cuando los guerrilleros intentaron retirarse hacia la Sierra, solo para verse atrapados en una explanada abierta, lo que los dejó expuestos al fuego enemigo. El saldo del ataque fue devastador: seis soldados y ocho guerrilleros muertos, entre ellos Arturo Gámiz, cuyo cuerpo, junto con los de sus compañeros, fue recogido por los militares y expuesto públicamente en un macabro desfile por la ciudad.

Consecuencias inmediatas y la represión.
El asalto al cuartel de Madera tuvo consecuencias inmediatas para los sobrevivientes del Grupo Popular Guerrillero y para las comunidades rurales que simpatizaban con sus demandas. En respuesta al ataque, el gobierno federal envió cientos de tropas adicionales para asegurar el área y aplastar cualquier intento de reorganización guerrillera. Se establecieron retenes militares en las salidas de la ciudad y se desplegaron aeronaves para patrullar la región, infundiendo miedo entre los posibles simpatizantes del movimiento.

El gobernador de Chihuahua, Práxedes Giner Durán, mostró una actitud implacable hacia los guerrilleros. Tras ordenar que los cuerpos de los insurgentes fueran arrojados a una fosa común, lanzó una frase que reflejaba el desprecio de las autoridades hacia quienes intentaron desafiar el statu quo: «¿Querían tierra? ¡Échenles hasta que se harten!». Mientras los soldados caídos recibían honores militares y el reconocimiento del gobierno, los cuerpos de los guerrilleros eran tratados como despojos, sin dignidad ni compasión.

El legado del 23 de septiembre.
El fallido asalto de Madera se convirtió en un punto de inflexión en la lucha armada en México. Aunque el Grupo Popular Guerrillero fue prácticamente aniquilado tras el ataque, su sacrificio inspiró a otras organizaciones insurgentes, como la Liga Comunista 23 de Septiembre, que adoptó su nombre en honor a los caídos de ese día.

A lo largo de los años, el asalto al cuartel de Madera ha sido recordado como un acto heroico, aunque trágico, que puso de manifiesto las profundas desigualdades y tensiones que persistían en México, sobre todo en las zonas rurales. Los guerrilleros del GPG no solo peleaban por tierra, sino también por justicia social y un cambio en las estructuras de poder que mantenían en la miseria a miles de campesinos.

La figura de Arturo Gámiz y sus compañeros.
Arturo Gámiz García se convirtió en un símbolo de resistencia. Como líder del GPG, su trayectoria estuvo marcada por la defensa de los derechos de los campesinos y el enfrentamiento con los caciques locales. Gámiz, junto con otros maestros rurales como Pablo Gómez Ramírez y Miguel Quiñones Pedroza, encarnaba la lucha de los oprimidos contra los terratenientes y el Estado que los protegía. Su visión, influenciada por los ideales revolucionarios cubanos y el pensamiento de figuras como el Che Guevara, proponía la vía armada como única solución a los problemas estructurales de México.

El camino a la guerrilla contemporánea.
El GPG, en su corta vida, demostró que la violencia institucionalizada contra los campesinos podía generar respuestas igual de violentas. La falta de atención a las demandas agrarias y la represión constante llevaron a estos hombres y mujeres a tomar las armas. Aunque sus esfuerzos no lograron cambiar inmediatamente la situación, sentaron las bases para que en las décadas siguientes surgieran movimientos guerrilleros más organizados y con mayor capacidad operativa, como los movimientos en Guerrero y Oaxaca.

Hoy, a 59 años del Asalto al cuartel de Madera, recordamos a los hombres y mujeres que, en medio de la desesperación y la injusticia, decidieron luchar por un cambio. Aunque su intento fue en vano, su sacrificio continúa siendo un símbolo de la lucha por la igualdad y los derechos agrarios en México. El 23 de septiembre de 1965, el sonido de los disparos en Madera resonó en todo el país, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia de las luchas sociales en México.

Por: Gorki Rodríguez.

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