Fotografía: Gorki Rodríguez / HISTORIASMX.

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) han sido señaladas como responsables de permitir la construcción de la Presa Pico del Águila sin evaluar adecuadamente los impactos ambientales y sociales que traería consigo.

HISTORIASMX. – En el corazón de la región sur del Estado de Chihuahua, el Río Florido solía ser un símbolo de vida y prosperidad. Nacido en la Estancia, Municipio de Ocampo, Durango, este río serpenteante abastecía de agua vital a los municipios de López, Jiménez y más allá, hasta su unión con el imponente Río Conchos en Camargo. Antes de la construcción de la presa Pico del Águila en 1992, el Río Florido era el motor de un ecosistema diverso y exuberante, donde los álamos centenarios se alzaban junto a una variada fauna y flora, creando un ambiente único que sustentaba a numerosas especies.

Pero tras la construcción de la presa, el destino del río y sus alrededores cambió para siempre, sumergiéndolos en una crisis ambiental sin precedentes.

CONAGUA Y SEMARNAT, cómplices del ecocidio en la ribera del Río Florido

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) han sido señaladas como responsables de permitir la construcción de la Presa Pico del Águila sin evaluar adecuadamente los impactos ambientales y sociales que traería consigo. Mientras la construcción se justificaba bajo el pretexto de la mejora del manejo del agua para los agricultores, lo que ocurrió fue una devastación ecológica que afectó no solo al ecosistema acuático, sino también a la flora y fauna terrestre.

Fotografía: Gorki Rodríguez / HISTORIASMX.

El impacto más inmediato fue la alteración del cauce natural del río, un factor esencial para la vida en toda la ribera. El represamiento de las aguas sumió al Río Florido en un proceso de desaparición progresiva, eliminando el hábitat de miles de especies de animales y plantas que dependían del flujo constante de agua dulce.

La construcción de la presa y la extinción de especies

La presa Pico del Águila marcó un punto de inflexión catastrófico para el Río Florido y su entorno. Según el estudio Los Peces del Río Conchos, más de 20 especies de peces, tanto nativas como exóticas, se extinguieron como consecuencia de la alteración de su hábitat natural. Entre las especies perdidas se encuentran:

  • Etheostoma Pottsi
  • Catostomus Bernardini
  • Carpiodes Carpio
  • Carpiodes Elongatus
  • Notropis Braytoni
  • Ictalurus Punctatus
  • Scartomyzon Austrinus
  • Etheostoma Australe
  • Cyprinella Panarcys
  • Codoma Ornata
  • Gila Pulcra
  • Pylodictis Olivaris
  • Lepomis Megalotis
  • Campostoma Ornatum
  • Dionda Episcop
  • Cyprinella lutrensis
  • Cyprinodon Eximius
  • Gambusia Senilis
  • Notropis Chihuahua
  • Pimephales Promelas
  • Astyanax Mexicanus
  • Gambusia Hurtadoi (especie exótica)
  • Lepomis Marginatus (especie exótica)
  • Lepomis Macrochirus (especie exótica)

La construcción de la presa también condujo a la desaparición de especies de cangrejos y camarones de río, que habían sido una fuente de alimentación para las comunidades ribereñas. El impacto no se limitó únicamente a las especies acuáticas, sino que afectó gravemente a las comunidades humanas que dependían de estos recursos naturales para su subsistencia.

Los grandes bosques de álamos, que una vez adornaron las riberas del Río Florido, fueron talados para dar paso a tierras de cultivo, lo que exacerbó la desertificación de la región. Al mismo tiempo, la flora y fauna terrestres, como ardillas, coyotes, tejones y marmotas, perdieron su hábitat, y una amplia variedad de aves migratorias que dependían de los ecosistemas ribereños también fueron desplazadas.

Impacto devastador en la fauna y flora local

El ecocidio en el Río Florido no se limitó a las especies acuáticas. La desaparición de los bosques de álamos y otros árboles nativos alteró el equilibrio ecológico de la región, que había sido cuidadosamente mantenido durante siglos. Las plantas como las jarillas, las algas y los pastos que prosperaban a orillas del río sufrieron un daño irreversible. Este desequilibrio ecológico ha dejado una huella profunda en el paisaje, transformando un entorno que antes era verde y vibrante en un área desolada y árida.

Consecuencias graves del ecocidio

La sobreexplotación del agua y la construcción de la presa Pico del Águila no solo han agotado los mantos acuíferos, como el crucial acuífero Jiménez-Camargo, sino que también han generado una crisis hídrica profunda.

La falta de agua ha obligado a las comunidades cercanas a depender de pozos cada vez más profundos, con aguas subterráneas de calidad inferior y, en muchos casos, contaminadas. Esto ha aumentado significativamente los riesgos para la salud pública, generando enfermedades relacionadas con el consumo de agua no potable y agravando la ya compleja situación en la región.

El impacto sobre el acuífero Jiménez-Camargo

Con la construcción de la Presa Pico del Águila, el acuífero Jiménez-Camargo sufrió el embate de la sobreexplotación del agua, principalmente debido a las grandes cantidades de agua requeridas para los nogaleros. La agricultura intensiva y la falta de regulación en el uso del agua han provocado que este acuífero, vital para la región, se vea agotado, exacerbando la crisis hídrica y limitando el acceso al agua para el consumo humano y la agricultura.

Responsabilidad de las autoridades y demandas sociales

Tanto la CONAGUA como la SEMARNAT han sido duramente criticadas por permitir la construcción de la presa Pico del Águila sin considerar los graves efectos que tendría sobre el medio ambiente. Las denuncias de los líderes locales y ambientalistas, quienes advirtieron sobre los peligros de este proyecto, se han visto ahora confirmadas por los hechos. La falta de acciones preventivas y de rehabilitación del ecosistema ha dejado a la región en una situación crítica, con consecuencias irreversibles para el Río Florido y su biodiversidad.

Esperanza para el futuro

A pesar de la devastación, los defensores del medio ambiente continúan luchando por la restauración del Río Florido. Las soluciones incluyen la implementación de políticas de gestión hídrica más sostenibles, la rehabilitación de los ecosistemas degradados y la reforestación de las áreas afectadas. Sin embargo, la recuperación del río será un desafío a largo plazo, que requerirá el compromiso de las autoridades, la colaboración de las comunidades y el esfuerzo concertado de científicos y ambientalistas para mitigar los daños causados y restaurar la vitalidad perdida en este antiguo río, que alguna vez fue un símbolo de vida y prosperidad para la región.

Por: Gorki Rodríguez.

Por historias