En un rincón escondido del estado de Chihuahua, México, se encuentra una joya natural que ha permanecido oculta durante siglos, hasta que el siglo XVIII reveló su esplendor al mundo.
HISTORIASMX. – Este tesoro es el Parque Nacional Basaseachi, hogar de una de las cascadas más imponentes de México y del continente americano.
Conocido por la majestuosa caída de agua que le da nombre, la Cascada de Basaseachi se alza como la segunda más alta del país, con 246 metros de pura belleza que descienden sobre la Barranca de Candameña. Este espectáculo natural, apenas eclipsado por la cascada de Piedra Bolada, ubicada también dentro del parque, ha cautivado a visitantes de todo el mundo, convirtiendo este lugar en un polo turístico de renombre en el norte de México.
El Parque Nacional Basaseachi es mucho más que sus cascadas. Sus 5,803 hectáreas albergan una diversidad de ecosistemas que van desde bosques de pino y encino hasta arbustos de acacias y agaves. Desde el mirador, los visitantes pueden maravillarse con la inmensidad de la barranca, cuyas paredes verticales superan los 1,600 metros de altura, ofreciendo una vista que roba el aliento.
Pero la verdadera riqueza del parque se encuentra en su biodiversidad. Mamíferos como el venado, jabalíes y nutrias de agua dulce deambulan por sus bosques, mientras que tejones y mapaches se esconden entre la vegetación. La fauna también incluye reptiles como camaleones y víboras de cascabel, así como una variedad de aves, desde el majestuoso águila hasta el colorido pájaro carpintero.
El acceso al Parque Nacional Basaseachi es una aventura en sí misma, a través de la pintoresca Carretera Federal 16, que serpentea entre las montañas de la Sierra Tarahumara. A 270 kilómetros de la bulliciosa ciudad de Chihuahua, este remanso de naturaleza ofrece una escapada perfecta para aquellos que buscan desconectar y reconectar con lo salvaje.
El legado del Parque Nacional Basaseachi es uno de conservación y admiración por la belleza natural. Desde su creación en 1981 durante el mandato del presidente José López Portillo, ha sido un refugio para la flora y fauna de la región, así como un destino imperdible para los amantes de la naturaleza y la aventura.
Fotografía: HISTORIASMX.