En el corazón de la majestuosa Sierra Madre Occidental de Durango, se encuentra el pintoresco río Florido, un tributario del imponente río Conchos, que a su vez alimenta las aguas del río Grande.
HISTORIASMX. – Este serpenteante curso de agua no solo es un tesoro natural, sino también el hogar de una pequeña localidad que alberga a tan solo 5 habitantes, un remanso de paz ubicado a 1,330 metros sobre el nivel del mar.
Naciendo en el Municipio de Ocampo, Durango, específicamente en el idílico poblado de La Estancia, el río Florido atraviesa paisajes asombrosos, desde la tranquila Estación Rosario hasta el pintoresco pueblo de Villa Ocampo. Su viaje continúa hacia Las Nieves, donde divide los fértiles campos de Canutillo antes de unirse al río de Canutillo y juntos emprender un viaje hacia San Antonio.
Pero este río no solo es un espectáculo visual, sino también una fuente vital para la agricultura de la región. Sus aguas alimentan presas como San Gabriel y Pico del Águila, que sirven para el riego de vastas extensiones de tierra agrícola, manteniendo así la prosperidad de la comunidad.
Sin embargo, no todo es un cuento de hadas en el paraíso del río Florido. En los últimos años, la subcuenca ha enfrentado desafíos significativos, incluido un rápido cambio en el uso del suelo, con la conversión de terrenos ribereños en extensas nogaleras. Además, la sobreexplotación del agua subterránea ha provocado un preocupante descenso en el nivel freático, afectando no solo la disponibilidad de agua, sino también la salud del ecosistema circundante.
La problemática se extiende más allá de la subcuenca del río Florido, alcanzando incluso a las áreas urbanas de Chihuahua, Delicias, Camargo y Meoqui, donde el río Conchos y sus afluentes enfrentan una creciente degradación. La contaminación del agua, la extracción ilegal y la modificación del curso natural del río son solo algunos de los desafíos que enfrentan estos cuerpos de agua vitales.
A pesar de estos desafíos, el río Florido sigue siendo un tesoro natural que merece ser protegido y preservado. Desde sus orígenes en las montañas de Durango hasta su confluencia con el río Conchos en la ciudad de Camargo, este río sigue siendo un recordatorio de la belleza y la fragilidad de nuestro entorno natural. Solo con un esfuerzo conjunto y un compromiso firme podemos asegurar que el río Florido siga fluyendo para las generaciones venideras.
Fotografía: HISTORIASMX / Gorki Rodríguez.