Fotografía: Gorki Rodríguez / HISTORIASMX. Juan Chávez de la Rocha y Fernando Pineda.

A finales de los años sesenta, un grupo de guerrilleros mexicanos emprendió un viaje extraordinario hacia el hermético país de Corea del Norte. Su misión era clara: recibir entrenamiento militar para reforzar la lucha armada que buscaba transformar el México convulso de esa época. Entre ideales, represión y sueños de justicia, su historia ha permanecido en gran parte oculta, pero hoy, a través de los testimonios de sobrevivientes, se desvela el fascinante relato de su travesía y lucha.

HISTORIASMX. – En un caluroso verano de 2019, la historia de aquellos guerrilleros resurgió entre las dunas del desierto de La Laguna. El Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), nacido en la década de los sesenta como respuesta a las crecientes injusticias sociales en México, estaba conformado por un grupo heterogéneo de jóvenes que, impulsados por los ideales revolucionarios, decidieron enfrentar al Estado. El tercer y último grupo en viajar a Corea del Norte para recibir entrenamiento militar, compuesto por 26 miembros, de los cuales siete eran originarios de Chihuahua, dejó una marca imborrable en los movimientos guerrilleros del país.

Elda Nevárez.

Este grupo, conformado por Armando Gaytán Saldívar, Herminia Gómez Carrasco, Juan Chávez de la Rocha, Elda Nevárez Flores, Luis Antonio Alvarado Martínez, Cadena y «Pedro», fue el último en someterse al riguroso adiestramiento en territorio norcoreano.

Las raíces del MAR: Un país en ebullición.

La formación del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) no fue un hecho aislado, sino el producto de una cadena de eventos políticos, sociales y económicos que marcaron el México de mediados del siglo XX. El país se encontraba sumido en una crisis de represión y desigualdad social, donde las aspiraciones democráticas de la población eran sofocadas por un gobierno autoritario.

Memorias de la guerrilla.

La entrevista con Juan Chávez de la Rocha y Elda Nevárez Flores, dos de los guerrilleros que integraron el grupo del MAR, comenzó con un repaso sobre los eventos que llevaron a la formación de esta organización. «Las condiciones que vivía México en los años cincuenta y sesenta eran insoportables para la juventud con ideales de cambio», comentó Chávez mientras señalaba una de las fotografías en la sala de su casa en La Laguna. «Nos sentíamos traicionados por un gobierno que aplastaba cualquier intento de alzar la voz».

Entre los sucesos que marcaron a toda una generación, Juan Chávez destacó la elección presidencial de 1952, en la que Miguel Henríquez Guzmán denunció fraude electoral. Más tarde, en 1956, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) fue invadido por el ejército, lo que llevó al desalojo forzado de estudiantes de bajos recursos que vivían en el internado. Aquel año también fue testigo del surgimiento del Movimiento Revolucionario del Magisterio, y con ello, el germen de la resistencia.

Armando Gaytán alias el «Bigos» de derecha a izquierda, platicando con el Profesor Belisario a las afueras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH.

El 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, el Estado mexicano desató una brutal represión contra los estudiantes que protestaban pacíficamente, dejando una huella indeleble en la historia de México. Este fue el último detonante que convenció a los jóvenes que formarían el MAR de que la lucha armada era la única salida para enfrentar a un régimen intransigente.

Chávez enfatizó que el asalto al cuartel de Madera en Chihuahua en 1965, liderado por Arturo Gámiz, fue un punto de inflexión que inspiró a muchos movimientos guerrilleros, incluido el MAR. «Vimos en Madera una demostración de que, aunque fuéramos pocos, podíamos enfrentar al gigante represor», comentó, recordando con nostalgia el sacrificio de aquellos jóvenes.

El origen del MAR en las aulas de Moscú.

Curiosamente, el germen del MAR no se gestó en las calles mexicanas, sino en las aulas de la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, en Moscú. Cuatro jóvenes mexicanos, estudiantes en esa universidad, comenzaron a cuestionar qué podían hacer para cambiar las condiciones en su país. Alejandro López Murillo, Leonardo Mendoza Sosa, Camilo Estrada Luviano y Fabricio Gómez Souza, inspirados por los ideales de lucha revolucionaria que circulaban en la academia soviética, decidieron abandonar sus estudios y regresar a México para organizar un movimiento que enfrentara al régimen autoritario.

Fue así como, de vuelta en su país, estos jóvenes comenzaron a reclutar miembros para formar lo que se convertiría en el Movimiento de Acción Revolucionaria. Según Fernando Pineda, autor del libro «En las Profundidades del MAR: El Oro no Llegó de Moscú», la primera célula del MAR se consolidó en los años siguientes con la incorporación de otros cinco jóvenes, y pronto comenzaron a planear cómo fortalecer su lucha con el apoyo de países comunistas aliados.

La búsqueda de apoyo internacional.

El MAR no tardó en darse cuenta de que, para sostener una guerrilla efectiva en México, necesitaría ayuda internacional. Los fundadores del movimiento intentaron buscar respaldo en varias naciones con regímenes comunistas, comenzando por Cuba. Sin embargo, debido a las relaciones diplomáticas entre México y Cuba, el gobierno cubano rechazó la solicitud de apoyo, temeroso de poner en riesgo su frágil vínculo con el gobierno mexicano.

Las puertas también se cerraron en Vietnam y China, pero finalmente encontraron una respuesta favorable en la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte). El régimen norcoreano, encabezado por Kim Il-sung, accedió a brindar entrenamiento militar a los guerrilleros mexicanos, un hecho histórico que selló la alianza entre el MAR y el país asiático.

El viaje hacia lo desconocido: Corea del Norte.

En 1968, el primer grupo de diez miembros del MAR partió hacia Corea del Norte. Viajaban en pequeños grupos, utilizando diversas rutas para evitar ser detectados por los servicios de inteligencia mexicanos y sus aliados. El entrenamiento duró seis meses y abarcó tácticas de guerrilla, comunicaciones y demolición.

En 1969, un segundo grupo de 26 integrantes del MAR, incluyendo a dos mujeres, Marisol y Martha Cisneros, viajó a Corea del Norte. Su entrenamiento fue más extenso, durando 11 meses, y se especializaron en áreas clave para la lucha guerrillera. El tercer y último grupo, integrado por 26 personas, entre ellas los siete originarios de Chihuahua, viajó a finales de 1969 y principios de 1970, también con el objetivo de recibir instrucción militar en Corea del Norte.

«El viaje fue una odisea», recuerda Juan Chávez de la Rocha, describiendo el intrincado trayecto que los llevó a través de Alemania, Moscú, Siberia y finalmente Corea del Norte. Al llegar al centro de entrenamiento, se encontraron con un paisaje desolado y la fría bienvenida de soldados armados, liderados por una mujer. «Nunca olvidaré ese momento», comenta Elda Nevárez, recordando cómo «las voces se confundían entre los abrazos y saludos de los compañeros que ya habían estado allí».

La experiencia en el campo de entrenamiento norcoreano

Una vez en Corea del Norte, los guerrilleros del MAR se sumergieron en un riguroso programa de entrenamiento que los preparaba para enfrentar las duras condiciones de la lucha armada en México. Juan Chávez relató cómo, día tras día, se levantaban al amanecer para realizar ejercicios físicos, aprender técnicas de combate cuerpo a cuerpo y estudiar las complejidades de las comunicaciones guerrilleras.

Juan Chávez de la Rocha.

El clima inhóspito de Corea del Norte y las estrictas condiciones del campo de entrenamiento forjaron un sentido de disciplina y camaradería entre los miembros del MAR. Aunque el entorno era hostil, «sentíamos que estábamos preparándonos para algo más grande, algo que podría cambiar la historia de nuestro país», expresó Chávez.

Además de la formación militar, los guerrilleros recibían instrucción ideológica, basada en los principios del juche, la filosofía norcoreana de autosuficiencia, lo que reforzó sus convicciones revolucionarias. El adiestramiento duró seis meses, y fue durante ese tiempo que muchos de ellos comenzaron a reflexionar sobre las dificultades y sacrificios que les esperaban al regresar a México.

El regreso: Nuevos planes, viejas batallas.

A su regreso a México, los guerrilleros del MAR estaban mejor preparados, pero el escenario que encontraron no era más favorable. El Estado mexicano intensificó su represión contra los movimientos guerrilleros y los grupos subversivos. La Dirección Federal de Seguridad (DFS) y el ejército se encargaron de rastrear, capturar y, en muchos casos, ejecutar a los miembros del MAR y otras organizaciones similares.

Aunque la historia del Movimiento de Acción Revolucionaria nunca alcanzó el renombre de otros grupos guerrilleros, su lucha, sus sacrificios y su paso por Corea del Norte siguen.

Por: Gorki Belisario Rodríguez Ávila.

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