Este año, el periodo de siembra que normalmente ocurre en mayo se vio marcado por la escasez de agua. A pesar de los esfuerzos de algunos ejidatarios y comuneros por sembrar, las condiciones áridas no permitieron que las plantas de maíz se establecieran adecuadamente.
HISTORIASMX. – En la Sierra Tarahumara, específicamente en municipios como Bocoyna, la falta de lluvias ha dejado alrededor de 70 mil hectáreas de tierras de temporal sin sembrar, con consecuencias devastadoras para las comunidades rarámuri y mestizas que dependen del maíz como fuente primaria de alimentación.
Este año, el periodo de siembra que normalmente ocurre en mayo se vio marcado por la escasez de agua. A pesar de los esfuerzos de algunos ejidatarios y comuneros por sembrar, las condiciones áridas no permitieron que las plantas de maíz se establecieran adecuadamente. Francisco González, residente de Choguita en Bocoyna, lamentó que nunca antes hubiera visto una falta tan extrema de agua en la región. «En el 2023 tampoco se levantó nada de maíz», expresó con preocupación.
Eva Pérez, de la comunidad de Repechique, describió la situación desesperada: incluso excavando a 150 centímetros de profundidad, no hay rastro de humedad en la tierra, lo que impidió la siembra de las parcelas de maíz. «Hay una gran preocupación sobre cómo nos alimentaremos durante el resto del año», comentó con angustia.
En otras comunidades como San Ignacio de Arareko, María González informó que, aunque algunos sembraron maíz, las plagas devastaron los granos debido a la falta de humedad. «Mucha gente ni siquiera pudo sembrar», lamentó.
Los apoyos alimenticios que usualmente llegan en tiempos difíciles no han sido suficientes. Las familias solo recibieron un costal de maíz y frijoles, que duró apenas una semana. Además, debido a la falta de pasto por la sequía, las vacas, cabras y gallinas también están sufriendo, lo que obliga a las familias a comprar alimento para ellos. «Hay que darles maicitos a las gallinas para que nos den huevos, porque en las tiendas están muy caros», explicó Eva Pérez.
A pesar de la desesperada situación, algunos como los colaboradores del Centro de Aprendizaje Campesino CAC Gran Visión en Choguita, Bocoyna, continúan con esperanza. Aunque las lluvias recientes fueron mínimas, mantienen la fe en que el agua pueda llegar a tiempo para salvar la temporada de maíz. Este centro, parte del programa Sembrando Vida, ha diversificado sus cultivos con invernaderos para frutas y hortalizas, y comparten los recursos entre sus miembros para sobrellevar la escasez.
Con la falta de apoyos gubernamentales suficientes, la situación se vislumbra cada vez más difícil para los próximos meses. Las comunidades rurales de la Sierra Tarahumara enfrentan una amenaza inminente de hambruna si no llegan lluvias suficientes pronto para salvar las cosechas de maíz, vital para su subsistencia.