🌧️ “Antes Llovía Más”: El Desierto Que Construimos – La Historia Olvidada del Río Florido.

Hoy, en lugar de caudales, solo quedan caminos polvorientos, troncos secos y suelo endurecido que ya no absorbe ni retiene la humedad. Lo que alguna vez fue un corredor de vida, se ha convertido en un cementerio ambiental.

Introducción: Cuando el cielo era generoso

HISTORIASMX. – Hasta hace algunas décadas, la región sur del estado de Chihuahua era sinónimo de vida. En las temporadas de lluvia, los cielos soltaban agua generosa que alimentaba ríos, reverdecía pastizales y llenaba las presas naturales. Uno de los ecosistemas más ricos y vibrantes de esta región era el que crecía a lo largo de la ribera del Río Florido, que se abría paso desde Villa Ocampo, Durango, atravesando los municipios de Coronado, López, Jiménez y Camargo.

Hoy, en lugar de caudales, solo quedan caminos polvorientos, troncos secos y suelo endurecido que ya no absorbe ni retiene la humedad. Lo que alguna vez fue un corredor de vida, se ha convertido en un cementerio ambiental.

El ciclo roto: “Antes llovía más”.

Para muchos habitantes de Jiménez y López, la lluvia de antes ya no existe. El cambio es evidente: precipitaciones cada vez más escasas, irrupciones irregulares y largos periodos de sequía. Sin embargo, lo que muchos no se preguntan es: ¿de verdad el clima cambió por sí solo?

La respuesta es incómoda: no fue solo el cielo el que se cerró, fuimos nosotros quienes lo empujamos al límite.

La tala del equilibrio: El ecocidio ribereño.

La destrucción masiva de los bosques de la ribera ha sido uno de los factores más agresivos contra el equilibrio ambiental. A lo largo del Río Florido, grandes y centenarios árboles de álamo formaban un ecosistema boscoso que regulaba la temperatura, retenía la humedad y alimentaba a la fauna silvestre.

Esos bosques ya no están. Fueron talados para abrir paso a cultivos, hornos de secado de chile, zonas de expansión agrícola, o simplemente saqueados para madera. Sin esa barrera natural, la ribera perdió su capacidad de capturar y retener agua. El suelo, expuesto y seco, comenzó a erosionarse.

La presa Pico del Águila: un dique al flujo natural.

En los años 90, se construyó la presa Pico del Águila en el municipio de Coronado, un proyecto que interrumpió el flujo natural del Río Florido. Desde entonces, el agua que debería seguir su curso hacia López, Jiménez y Camargo fue retenida en su mayoría para abastecer otras zonas o para almacenamiento agrícola.

El resultado fue devastador:

  • Desaparición del caudal constante que alimentaba humedales.
  • Extinción de 22 especies de peces, camarones y cangrejos de río.
  • Muerte de árboles cuyas raíces dependían del flujo subterráneo constante.

El río dejó de ser río. Se volvió un canal seco, de uso esporádico, solo activo en épocas de lluvias intensas que arrastran más sedimentos que soluciones.

El sobrepastoreo en El Agotadero: tierra sin descanso.

Una de las zonas más afectadas es El Agotadero, en el municipio de Jiménez. Antiguamente cubierto por extensos pastizales naturales, este paraje era ideal para la crianza de ganado y el sostenimiento del suelo.

Pero el pastoreo sin control, durante años, sin permitir descanso al terreno, ha llevado a la eliminación total del pasto nativo. Esto ha tenido consecuencias graves:

  • El suelo quedó expuesto a la erosión.
  • Las lluvias, en lugar de infiltrarse, escurren superficialmente y se evaporan rápidamente.
  • La fauna silvestre desapareció por falta de refugio y alimento.

Donde antes los pastos crecían altos, hoy sólo hay polvo y piedras.

La suma de todos los errores: pérdida de humedad, pérdida de vida.

Entre la tala indiscriminada, la construcción de la presa sin planeación ambiental, el sobrepastoreo y el cambio climático acelerado por nuestras propias decisiones, la ribera del Río Florido perdió su función ecológica:
Ya no regula el microclima.
Ya no conserva la humedad del subsuelo.
Ya no sostiene la biodiversidad.

En consecuencia, la lluvia ya no encuentra dónde quedarse. Cae menos. O cae en exceso y se va. Ya no hay ciclo. Ya no hay retorno.

El cielo responde a la tierra.

El dicho popular “antes llovía más” no es una simple nostalgia climática. Es el síntoma visible de una cadena de errores humanos que acabaron con la retención de humedad, con la vegetación, con el ciclo del agua.

No llueve menos porque sí. Llueve menos porque le quitamos a la tierra su capacidad de recibir la lluvia.

Y aunque es fácil culpar al clima, la verdadera tormenta la provocamos nosotros.

📢 Llamado urgente:

  • Reforestación inmediata de la ribera del Florido con especies nativas.
  • Regulación estricta al uso del suelo ribereño y detención de la tala ilegal.
  • Evaluación del impacto ambiental de la presa Pico del Águila.
  • Recuperación de los pastizales naturales en El Agotadero.
  • Gestión integral del acuífero Jiménez-Camargo con visión ecológica.

🌱 El agua volverá cuando la tierra esté lista para recibirla.
La naturaleza puede sanar, pero solo si dejamos de seguir hiriéndola.

Por: Gorki Rodríguez.

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